martes, 11 de noviembre de 2008

¡Ya no le Conocemos Así!

“Dígame lo que piensa de Jesucristo y le diré cuan lejos espiritualmente podrá llegar”, fue una de las tantas frases que me ayudaron a orientar mi corazón y mis pensamientos en mis inicios dentro del cristianismo, expresión gratamente recordada de quien fue uno de mis primeros maestros en las Escrituras. A través de los años, la simple y lógica verdad contenida en ella, cobró mayor fuerza en mi entendimiento por medio de la bendita ayuda de la gracia de Dios. En aquellos días de mis comienzos como cristiano, solo podía ver en ella tan solo un significado: “el de creer en Cristo y así ser salvos”, pero hoy he llegado a comprender que el sentido de estas palabras iban más allá de la simple idea de aceptar a Jesús como Señor y recibir salvación, pues la eficacia de nuestro andar como hijos de Dios estaría directamente relacionado con aquello que comprendiéramos y creyeramos de la obra transformadora de Cristo .

Deberíamos plantearnos seriamente: ¿Que representa para nosotros Cristo hoy?, ¿Cuanto es lo que conocemos y creemos de el? ¿Y en que nos basamos para pensar de Cristo lo que pensamos? ¿Que es lo que conocemos y sabemos sobre todo lo que puede producir Cristo hoy día? , ya que una visión equivocada sobre los asuntos de Dios siempre producirá como resultado, un error practico en el vivir cristiano, haciendo infructuosa o pobre nuestra relación espiritual con Él; y es él Señor Jesucristo la piedra fundamental de los asuntos de Dios y aquello que pensemos y creamos acerca de él, determinará nuestro verdadero potencial cristiano, pues un entendimiento cimentado en un conocimiento pleno de Cristo y de su obra transformadora en nosotros, será determinante que para nuestro andar y nuestras vidas sean digno y glorifiquen a Dios como cristianos.

Gran números de cristianos priorizan en sus lecturas a los 4 Evangelios sobre las Epístolas dirigidas a la Iglesia, que fueron reveladas por Dios al Apóstol Pablo, pues muchos las consideran como más importantes, ya que en ellos se relatan la vida, obra y ministerio del Señor Jesucristo viviendo en los tiempo de los Evangelios. Concluyendo por lo tanto (como fruto de una evaluación simple y superficial) que con ellos tenemos toda la información necesaria y suficiente para llegar a conocerle.
Pero el Apóstol Pablo llegó a conocer y predicar a Cristo de una manera diferente y superior a lo que los 4 Evangelios relatan. Y recordemos “que aquello que pensemos y creamos acerca de él, determinará nuestro verdadero potencial cristiano”

2 Corintios 5:16
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.

Las palabras ...Ya no lo conocemos así... en referencia a Cristo son altamente llamativas, y deberíamos preguntarnos: ¿Cómo conocería entonces Pablo a Cristo?, ¿Qué estará queriendo decir y enseñar con ello?.

El conocimiento de Cristo según la carne es lo que en esencia los 4 Evangelios relatan. “Sin duda”, en ellos podemos observar vividamente como él dio a conocer el corazón de Dios, su Padre, como ningún otro creyente lo pudo hacer jamás antes de él, debido a su estrecha relación espiritual con Él; podemos ver en ellos también la magnitud de sus afectos, de su amor y respeto por los asuntos de Dios, su actitud e interés que lo movieron a llevar acabo la tarea final de la obra redentora del hombre, cumpliendo con todas las obras de la ley (Mateo 5:17-18 ), a pesar de haber sido tentado, pero con todo, por su obediencia amorosa, en él no se halló jamás pecado (Hebreos 4:15 ), a pesar de haber padecido en su carne, soportó la cruz, a fin de terminar con el pecado y la enfermedad de todos los hombres. “En fin, son los Evangelios también una maravillosa parte de la verdad que el Padre nos ha querido revelar, acerca de Cristo, para que creamos en su amado Hijo, para que tengamos vida en su nombre y así poder, imitando su actitud amorosa y obediente, resistir contra el pecado" .( Juan 20:30-31)

Pero, para muchos cristianos, el conocimiento de Cristo llega tan solo hasta sus padecimientos, crucifixión y muerte; sin embargo, muy pocos le conocen a él por los logros de su resurrección y gloria. Cristo desde entonces hasta hoy, ocupa un lugar, una posición, realizando un obra que son superlativamente superiores al de los tiempos de los Evangelios. Es notable que para algunos, sus ojos estén cegados y no puedan ver más allá de la cruz de Cristo, de sus padecimientos y crucifixión, predicando sobre una “vida nueva” sin entender demasiado sobre ella, pues no llegan a ver en su totalidad la magnificencia del resplandor de la luz del Evangelio de Cristo, que ha sido revelado en las Epístolas dirigidas a la Iglesia. El verdadero fruto de la Iglesia cristiana del primer siglo estuvo basado en el conocimiento, en el entendimiento y comprensión plena del poder espiritualmente activo de su resurrección y gloria, que fue palpablemente visible a través de su obrar transformador que produjo en aquellos miembros de la Iglesia original, ministrándolos por medio del espíritu santo.

Efesios 3:1
Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;

Efesios 3:2
si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;

Efesios 3:3
que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente,

Efesios 3:4
leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo,

Efesios 3:5
misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:

Efesios 3:6
que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,

Efesios 3:7
del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

El Apóstol Pablo predicó en las Epístolas dirigidas a la Iglesia, a un Cristo resucitado y glorificado, activamente vivo, a la diestra de su Padre, Dios, interactuando con cada uno de sus miembros en lo particular, de manera tal que les podía declarar las cosas por venir, intercediendo poderosamente con y por cada miembro de la iglesia, como conductor o cabeza de ella, potenciando sus vidas, participando activamente, habitando dentro de cada uno de ellos.

Efesios 3:4
leyendo lo cual podéis entender cuál sea “mi conocimiento en el misterio de Cristo”,

En cada Epístola podemos apreciar el aliento y la exhortación amorosa, a reconocer la nueva realidad viviente de la vida nueva que Cristo vino hacer disponible para todo aquel que quisiera creer en él, en donde la debilidad de la carne es subsanada por la asistencia superior de Cristo quien nos fortalecerá desde el interior (Filipenses 4: 13 ).
Ésta claramente, es una manera distinta de ver a Cristo, de como es presentado en los 4 Evangelios, que el Apóstol Pablo dio en llamar “el conocimiento en el misterio de Cristo”.
Las Epístolas dirigidas a la Iglesia dan a conocer a Cristo, desde una posición nueva, diferente y superior a la que Cristo manifestó, según la carne, de la que podemos observar en los relatos de los Evangelios.
Jesucristo mismo les habló a sus discípulos, que era necesario que en un tiempo futuro, después de su resurrección y ascensión y gloria, que les fueran anunciadas aquellas “cosas que habrían de venir”, (pues en ese momento no podrían comprender) ya que serian reveladas por medio del don del espíritu santo, el cual los instruiría, guiándolos a “toda la verdad” . Los 4 Evangelios relatan una parte de esa verdad, que el hacia referencia y que predicaba en sus días de ministerio aquí en la tierra, pero, después de Pentecostés la iglesia cristiana comenzó a ser guiada “hacia toda la verdad” por medio del don de espíritu santo. En las cartas dirigidas a la Iglesia es donde podemos apreciar este proceso y desarrollo de aquella “verdad” que Jesús hacía referencia en Juan 16, la cual haría conocer la magnitud y el alcance de su obra redentora .

Juan 16:12
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.

Juan 16:13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Juan 16:14
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Juan 16:15
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Hemos visto hasta aquí algunos elementos para que comencemos a considerar para entender de "que" manera y “como” el Apóstol Pablo llegó a conocer a Cristo, distinta a su vida en la carne. Aun para aquellos que habían llegado a conocerle de esta manera, por haber compartido su vida o enseñanzas, por haber sido contemporáneos a él, no le era suficiente elemento de juicio para alcanzar a comprender la magnitud y accionar de su obra redentora como sí las Epístolas a la iglesia revelaban.

Es por ello que deberemos darle el lugar e importancia a la información que “también” las Epístolas nos proporcionan acerca de Cristo, para que podamos comprender junto con todos los santos, la potencia que tendrá nuestras vidas, al conocer a un Cristo resucitado, vivo y glorificado, con la capacidad de interactuar, fortalecer y guiar a cada miembro de su Iglesia, habitando dentro de cada uno de ellos, por su espíritu, dentro de los corazones, por medio de la fe .

Efesios 3:14
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

Efesios 3:15
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

Efesios 3:16
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

Efesios 3:17
para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

Efesios 3:18
seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

Efesios 3:19
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

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