domingo, 16 de noviembre de 2008

¿Dime lo que Piensas?

Una de las frases que me marcó significativamente desde mis comienzos en el Cristianismo fue la que expresó uno de mis maestros en la Palabra de Dios quien enseñaba a cerca de Cristo lo siguiente: - “Dígame lo que piensa de Jesucristo y le diré cuan lejos espiritualmente podrá llegar”.
A través de los años esta frase cobro mayor fuerza en mi entendimiento y pude comprender con la ayuda de Dios, que la dirección de estas palabras iban más allá de la idea simple de aceptar a Jesús como Señor para ser salvos.
Desde un punto de vista practico, el cristianismo hoy día, padece de un sin numero de posiciones discrepantes por la diversidad de opiniones doctrinales a cerca de un mismo tema de la Palabra de Dios. Tantas son las opiniones e interpretaciones sobre lo que Dios ha dicho en su Palabra que a veces nos resulta dificultoso poder identificar la verdad del error en las enseñanzas difundidas desde los púlpitos cristianos.
Una de las dificultades más comunes de entender para un cristiano son el verdadero significado y alcance de la figura y obra de Cristo.
Según he podido aprender de la Palabra de Dios, la figura de Cristo es puesta por Dios para que todo cristiano pueda identificarse espiritualmente con él y su obra para que andemos en libertad en ella.
Así, como nos relacionemos con la figura y obra de Cristo es lo que determinará cuan espiritualmente podamos vivir en nuestras vidas hoy día. Aquello que creamos y pensemos a cerca de Cristo determinará la manifestación de nuestro verdadero potencial cristiano.
“Una mirada diferente” de las Escrituras en referencia a la evidencias que Dios da en su Palabra Vs. las opiniones y doctrinas de los hombres, será necesaria para comenzar a vernos como Él nos ve, una vez que hemos creído y aceptado a Cristo como Señor de nuestras vidas con el propósito de poder recibir el consuelo vital que Dios provee para nuestras almas.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Una Mirada Diferente

Después de la disolución de la Iglesia cristiana del primer siglo, debido a que sus miembros comenzaron apartarse de las verdades fundamentales del Evangelio de la gracia de Dios y por el abandono de las enseñanzas sobre las realidades espirituales del “Misterio Revelado” contenidas en las epístolas dirigidas a la Iglesia, un manto de tinieblas y oscuridad asaltó el pensamiento cristiano y las opiniones, las fábulas, las filosofías huecas, los mandamientos de hombres, el idealismo, el paganismo, el gnosticismo, las ciencias, entre otros, ocuparon el lugar de la Santa Doctrina inspirada por Dios. Tanto fue así que aún hoy este manto de oscuridad permanece cautivando el pensamiento de hombres y mujeres que, buscando agradar a Dios, son desviados del verdadero sentir cristiano.
Como cristianos deberíamos esclarecer en una genuina honestidad, con que óptica estamos considerando los asuntos concernientes a Dios.Una visión equivocada sobre los asuntos de Dios siempre producirá como resultado, un error practico en el vivir cristiano, haciendo infructuosa la relación espiritual con Él. El Señor Jesucristo es la piedra fundamental de los asuntos de Dios y aquello que pensemos y creamos acerca de él, será determinante en nuestro andar digno como cristianos.
La figura de Cristo fue puesta por Dios para que todo cristiano pueda identificarse espiritualmente con él y su obra, para que vivamos y andemos con total libertad en ella.Por lo tanto “idealizar” la figura de Cristo, a producido muchos errores prácticos dentro de algunas comunidades cristianas, debido a no haber entendido el mensaje central que las Escrituras enseñan sobre el propósito, magnitud y alcance de la obra redentora de Cristo.
Quisiera aclarar el uso del termino “idealizar” porque podría confundir, pues comúnmente suele entenderse en un sentido totalmente opuesto a su correcto significado. Cuando se refiere de alguna cosa o persona como “ideal” se lo hace desde un punto de vista que difiere con aquello que es verdadero y real, pues se piensa en ello desde la imaginación o fantasía, producto de un mero pensamiento especulativo. Por ejemplo: Cuando hablamos del hombre o mujer “ideal” se presupone que se esta hablando de un tipo de individuo con una suma de características físicas, emocionales, e intelectuales producto de nuestras fantasías y deseos, que en la practica nunca son hallados, “pues, en la vida real no existen”.El idealizar, entonces, estará siempre en oposición a lo que es verdadero o lo realmente practico.Si lo que creyéramos y pensáramos de Cristo fuera el producto de una idealización de su figura y obra, estaríamos ante un grave inconveniente, pues, seguir sus pisadas, como dice 1Pedro 2:21, sería algo “imposiblemente practicable”. El problema de la idealización del cristianismo se resolvería tan solo dejando a la Palabra de Dios interpretarse a sí misma, desechando todo tipo de interpretación privada, producto de la especulación, imaginación, fantasía o por conveniencia del hombre. Dios le ha dado a su Palabra una sola y única interpretación posible, la que Él ha querido que tuviese, pues nos ha revelado Su maravillosa Palabra para que conociésemos cual es Su única e invariable y perfecta Voluntad.Es notable que gran números de cristianos priorizen en sus lecturas a los 4 Evangelios sobre las Epístolas dirigidas a la Iglesia, reveladas por Dios al Apóstol Pablo para fundamento y base doctrinal de la iglesia cristiana, pues son muchos los que consideran que serian más importantes por la simple razón que ellos contienen los relatos de la vida y ministerio del Señor Jesucristo, de cómo Él anduvo predicando y ministrando en las tierras bíblicas. Y en su búsqueda de aprendizaje, con el deseo expreso de imitarlo, intentan “seguir sus pisadas”, quedándose únicamente con la imagen más obvia que se podría percibir desde una lectura simple y superficial de los 4 Evangelios como Su personalidad; la personalidad de un hombre bondadoso y sabio, que sabia como expresarse o dirigirse apropiadamente hacia las personas (consolador para los desamparados y necesitados e incisivo para quienes le acusaban); prodigo a la hora de manifestar señales, milagros y maravillas; en fin, todo aquello externamente emergente que Jesús evidencio en su vida y casi fantaseando con ello, acometiendo en sus deseos de emulación, intentan y promueven en otros, la exteriorización de una personalidad que ellos han formado de Cristo, (una tendencia muy humana), dejando de lado lo que verdaderamente a él lo movió a llegar a manifestar esa maravillosa vida. Pero, ¿Que me dicen de su corazón? , para ello deberemos necesariamente ver un poco más profundo en la lectura, y comenzar a indagar para comprender el origen de: Su amor por Dios y su prójimo, de su actitud obediente y determinación en cumplir acabadamente la voluntad de su Padre, al punto tal de hacerla como propia, de su preciosa y perfecta fe, de su humildad y mansedumbre evidenciada en su actitud de servicio en beneficio de otros, despojándose a sí mismo, tomando forma de siervo a pesar de ser el unigénito y amado Hijo de Dios; de su paz, aun sabiendo él, que debería pagar con su propia vida el precio de nuestras transgresiones, etc. ¿Y saben que? Lo más importante de imitar de todo aquello que Cristo manifestó no son tanto sus obras sino algo más profundo y fundamental: en que cosas el inclinó “sus afectos” e “interés”. Esto sí sería cosa digna de imitar para “seguir sus pisadas” ¿Verdad?

Filipenses 2:5
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

La Palabra de Dios nos exhorta a que desarrollemos en nuestras vidas cristianas el sentir, la actitud de corazón, el afecto, el amor, que hubo en Cristo Jesús por los asuntos de Dios. Nada habla aquí de cumplir al pie de la letra, como un requisito cristiano, cada cosa que hizo Jesús en la tierra ni de imitar una personalidad meramente externa.
Los afectos, son como la antesala de nuestro corazón, es todo aquello que lo envuelve o lo reviste; y el corazón es el lugar donde habitan los pensamientos más íntimos y más caros del alma del hombre, los que irán formando y forjando la personalidad e individualidad. “Allí donde estén puestos nuestros afectos, allí estará también nuestro corazón”.
Las Escrituras muestran de Jesús que desde pequeño debió aprender a desarrollar y mantener una relación afectuosa por Dios y sus asuntos.

Lucas 2:41
Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;

Lucas 2:42
y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbrede la fiesta.

Lucas 2:43
Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.

Lucas 2:44
Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;

Lucas 2:45
pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.

Lucas 2:46
Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.

Lucas 2:47
Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia (Lit. su comprensión )y de sus respuestas.

Lucas 2:48
Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.

Lucas 2:49
Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?

Jesús de tan solo 12 años de edad expresó, con estas palabras, su afecto de amor e interés por Dios, mostrando su buena disposición para encargarse dedicadamente en los negocios de quien reconocía como Padre.
Nosotros como cristianos deberíamos aprender de la lección de Cristo, y comenzar a desarrollar y a mantener genuinamente nuestra propia relación con Dios, pues siendo sus hijos, deberíamos buscar agradarle tratando de ocupándonos con interés en sus asuntos, en obediencia amorosa, al punto tal que llegue a expresar de nosotros: “Este es mi hijo amado en quien me complazco”
El ver tan solo a Jesucristo en los 4 evangelios nos hará, a veces, sentir muy lejos y distantes de la posibilidad de ser dignos imitadores de él, debido a nuestra debilidad e incapacidad humana para lidiar contra el pecado que mora aun en nosotros, ya que en su condición única, el pecado no se enseñoreaba de él. Pero el verlo a Jesucristo a la luz de las Epístolas a la Iglesia (que nos relatan a un Jesucristo resucitado, ascendido y glorificado), nos dará una visión alentadora, consoladora y renovadora, desde una óptica de Dios, que nos hará comprender lo importante que somos ante sus ojos de amor, habilitándonos a ser, por su gracia y misericordia, coherederos de toda gloria y magnificencia junto con Cristo Jesús quien es nuestro amado Señor y Redentor.
Una visión equivocada sobre los asuntos de Dios siempre producirá como resultado, un error practico en el vivir cristiano, haciendo infructuosa o débil nuestra relación espiritual con Él. El Señor Jesucristo es la piedra fundamental de los asuntos de Dios y aquello que pensemos y creamos acerca de él, será determinante en nuestro andar digno como cristianos.
Será necesario entonces para ello desarrollar un entendimiento fundamentado en un conocimiento pleno de Cristo y su obra transformadora, no únicamente basado en los 4 Evangelios sino tambien en un reconocimiento de Cristo desde “una mirada diferente” a la que ellos relatan, reconociendo a Cristo desde un lugar superior, que sí las Epístolas relatan y lo ubican. La figura de Cristo fue puesta por Dios para que todo cristiano pudiera identificarse espiritualmente con él y su obra, para que viviéramos y anduviésemos en total libertad por medio de ella, siendo habilitados a vivirla por medio de la fe, una obra transformadora que desde el interior nos ira renovando hacia un entendimiento pleno. Este obrar de Cristo, sigue aun produciendo en la actualidad su maravilloso fruto, una obra capaz de convertir el corazón, si así lo desearamos, que seguirá completándose dentro de cada uno, renovando nuestro interior día tras día ; una obra transformadora con la cual podamos manifestar la mente y la luz de Cristo.

De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
2 Corintios 5:16

martes, 11 de noviembre de 2008

¡Ya no le Conocemos Así!

“Dígame lo que piensa de Jesucristo y le diré cuan lejos espiritualmente podrá llegar”, fue una de las tantas frases que me ayudaron a orientar mi corazón y mis pensamientos en mis inicios dentro del cristianismo, expresión gratamente recordada de quien fue uno de mis primeros maestros en las Escrituras. A través de los años, la simple y lógica verdad contenida en ella, cobró mayor fuerza en mi entendimiento por medio de la bendita ayuda de la gracia de Dios. En aquellos días de mis comienzos como cristiano, solo podía ver en ella tan solo un significado: “el de creer en Cristo y así ser salvos”, pero hoy he llegado a comprender que el sentido de estas palabras iban más allá de la simple idea de aceptar a Jesús como Señor y recibir salvación, pues la eficacia de nuestro andar como hijos de Dios estaría directamente relacionado con aquello que comprendiéramos y creyeramos de la obra transformadora de Cristo .

Deberíamos plantearnos seriamente: ¿Que representa para nosotros Cristo hoy?, ¿Cuanto es lo que conocemos y creemos de el? ¿Y en que nos basamos para pensar de Cristo lo que pensamos? ¿Que es lo que conocemos y sabemos sobre todo lo que puede producir Cristo hoy día? , ya que una visión equivocada sobre los asuntos de Dios siempre producirá como resultado, un error practico en el vivir cristiano, haciendo infructuosa o pobre nuestra relación espiritual con Él; y es él Señor Jesucristo la piedra fundamental de los asuntos de Dios y aquello que pensemos y creamos acerca de él, determinará nuestro verdadero potencial cristiano, pues un entendimiento cimentado en un conocimiento pleno de Cristo y de su obra transformadora en nosotros, será determinante que para nuestro andar y nuestras vidas sean digno y glorifiquen a Dios como cristianos.

Gran números de cristianos priorizan en sus lecturas a los 4 Evangelios sobre las Epístolas dirigidas a la Iglesia, que fueron reveladas por Dios al Apóstol Pablo, pues muchos las consideran como más importantes, ya que en ellos se relatan la vida, obra y ministerio del Señor Jesucristo viviendo en los tiempo de los Evangelios. Concluyendo por lo tanto (como fruto de una evaluación simple y superficial) que con ellos tenemos toda la información necesaria y suficiente para llegar a conocerle.
Pero el Apóstol Pablo llegó a conocer y predicar a Cristo de una manera diferente y superior a lo que los 4 Evangelios relatan. Y recordemos “que aquello que pensemos y creamos acerca de él, determinará nuestro verdadero potencial cristiano”

2 Corintios 5:16
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.

Las palabras ...Ya no lo conocemos así... en referencia a Cristo son altamente llamativas, y deberíamos preguntarnos: ¿Cómo conocería entonces Pablo a Cristo?, ¿Qué estará queriendo decir y enseñar con ello?.

El conocimiento de Cristo según la carne es lo que en esencia los 4 Evangelios relatan. “Sin duda”, en ellos podemos observar vividamente como él dio a conocer el corazón de Dios, su Padre, como ningún otro creyente lo pudo hacer jamás antes de él, debido a su estrecha relación espiritual con Él; podemos ver en ellos también la magnitud de sus afectos, de su amor y respeto por los asuntos de Dios, su actitud e interés que lo movieron a llevar acabo la tarea final de la obra redentora del hombre, cumpliendo con todas las obras de la ley (Mateo 5:17-18 ), a pesar de haber sido tentado, pero con todo, por su obediencia amorosa, en él no se halló jamás pecado (Hebreos 4:15 ), a pesar de haber padecido en su carne, soportó la cruz, a fin de terminar con el pecado y la enfermedad de todos los hombres. “En fin, son los Evangelios también una maravillosa parte de la verdad que el Padre nos ha querido revelar, acerca de Cristo, para que creamos en su amado Hijo, para que tengamos vida en su nombre y así poder, imitando su actitud amorosa y obediente, resistir contra el pecado" .( Juan 20:30-31)

Pero, para muchos cristianos, el conocimiento de Cristo llega tan solo hasta sus padecimientos, crucifixión y muerte; sin embargo, muy pocos le conocen a él por los logros de su resurrección y gloria. Cristo desde entonces hasta hoy, ocupa un lugar, una posición, realizando un obra que son superlativamente superiores al de los tiempos de los Evangelios. Es notable que para algunos, sus ojos estén cegados y no puedan ver más allá de la cruz de Cristo, de sus padecimientos y crucifixión, predicando sobre una “vida nueva” sin entender demasiado sobre ella, pues no llegan a ver en su totalidad la magnificencia del resplandor de la luz del Evangelio de Cristo, que ha sido revelado en las Epístolas dirigidas a la Iglesia. El verdadero fruto de la Iglesia cristiana del primer siglo estuvo basado en el conocimiento, en el entendimiento y comprensión plena del poder espiritualmente activo de su resurrección y gloria, que fue palpablemente visible a través de su obrar transformador que produjo en aquellos miembros de la Iglesia original, ministrándolos por medio del espíritu santo.

Efesios 3:1
Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;

Efesios 3:2
si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;

Efesios 3:3
que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente,

Efesios 3:4
leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo,

Efesios 3:5
misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:

Efesios 3:6
que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,

Efesios 3:7
del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

El Apóstol Pablo predicó en las Epístolas dirigidas a la Iglesia, a un Cristo resucitado y glorificado, activamente vivo, a la diestra de su Padre, Dios, interactuando con cada uno de sus miembros en lo particular, de manera tal que les podía declarar las cosas por venir, intercediendo poderosamente con y por cada miembro de la iglesia, como conductor o cabeza de ella, potenciando sus vidas, participando activamente, habitando dentro de cada uno de ellos.

Efesios 3:4
leyendo lo cual podéis entender cuál sea “mi conocimiento en el misterio de Cristo”,

En cada Epístola podemos apreciar el aliento y la exhortación amorosa, a reconocer la nueva realidad viviente de la vida nueva que Cristo vino hacer disponible para todo aquel que quisiera creer en él, en donde la debilidad de la carne es subsanada por la asistencia superior de Cristo quien nos fortalecerá desde el interior (Filipenses 4: 13 ).
Ésta claramente, es una manera distinta de ver a Cristo, de como es presentado en los 4 Evangelios, que el Apóstol Pablo dio en llamar “el conocimiento en el misterio de Cristo”.
Las Epístolas dirigidas a la Iglesia dan a conocer a Cristo, desde una posición nueva, diferente y superior a la que Cristo manifestó, según la carne, de la que podemos observar en los relatos de los Evangelios.
Jesucristo mismo les habló a sus discípulos, que era necesario que en un tiempo futuro, después de su resurrección y ascensión y gloria, que les fueran anunciadas aquellas “cosas que habrían de venir”, (pues en ese momento no podrían comprender) ya que serian reveladas por medio del don del espíritu santo, el cual los instruiría, guiándolos a “toda la verdad” . Los 4 Evangelios relatan una parte de esa verdad, que el hacia referencia y que predicaba en sus días de ministerio aquí en la tierra, pero, después de Pentecostés la iglesia cristiana comenzó a ser guiada “hacia toda la verdad” por medio del don de espíritu santo. En las cartas dirigidas a la Iglesia es donde podemos apreciar este proceso y desarrollo de aquella “verdad” que Jesús hacía referencia en Juan 16, la cual haría conocer la magnitud y el alcance de su obra redentora .

Juan 16:12
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.

Juan 16:13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Juan 16:14
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Juan 16:15
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Hemos visto hasta aquí algunos elementos para que comencemos a considerar para entender de "que" manera y “como” el Apóstol Pablo llegó a conocer a Cristo, distinta a su vida en la carne. Aun para aquellos que habían llegado a conocerle de esta manera, por haber compartido su vida o enseñanzas, por haber sido contemporáneos a él, no le era suficiente elemento de juicio para alcanzar a comprender la magnitud y accionar de su obra redentora como sí las Epístolas a la iglesia revelaban.

Es por ello que deberemos darle el lugar e importancia a la información que “también” las Epístolas nos proporcionan acerca de Cristo, para que podamos comprender junto con todos los santos, la potencia que tendrá nuestras vidas, al conocer a un Cristo resucitado, vivo y glorificado, con la capacidad de interactuar, fortalecer y guiar a cada miembro de su Iglesia, habitando dentro de cada uno de ellos, por su espíritu, dentro de los corazones, por medio de la fe .

Efesios 3:14
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

Efesios 3:15
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

Efesios 3:16
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

Efesios 3:17
para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

Efesios 3:18
seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

Efesios 3:19
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Confiados en el Padre

Agradezco a Dios, mi Padre, por haber bendecido mi alma ampliamente por medio de dos hermosos “personajes” en mi vida, Pablo y Alejandro, mis amados hijos, quienes le han ayudado a inspirar en mi una mayor comprensión del amor y la ternura que Dios tiene por sus hijos.

Confiados en el Padre

...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.

Jesús ( Lucas 18:16)

¡Que importante son la presencia y las palabras de los padres para un niño!. A corta edad el niño puede percibir el afecto de sus padres a tal punto que permanecerá confiado en todo aquello que ellos digan o hagan. En los momentos de miedo o angustia y en especial por las noches, los niños hallan consolación en las palabras y arrullos de sus padres, o con tan solo notar su presencia en el cuarto. Todo esto puede bastar para aquietar el alma de un pequeño. ¡Que maravillosa es la relación que se establece entre los padres y los hijos!. Sorprende el ver el efecto que produce en un niño la demostración de cariño y de afecto de sus padres, a pesar de las falencias y debilidades propias que caracterizan al amor humano.
Un niño, desde que nace, se vincula en el mundo del aprendizaje en primer lugar a través de sus padres. Sus padres son su primer centro de aprendizaje o de referencia para su desarrollo y crecimiento como individuo. Por ellos, el niño, aprende el lenguaje, sus primeros pasos al caminar, el alimentarse correctamente, la educación y normas de conducta, sus creencias y convicciones, etc. Y el gran motivador de todo ello es simplemente el afecto manifestado en la dedicación amorosa de los padres. A corta edad las palabras de los padres, toman para el niño una relevancia fundamental en el desarrollo de su confianza y seguridad, pues en ellas halla descanso y quietud en el momento de demanda, de temor o enfermedad.
Aún recuerdo las palabras de consuelo de mis padres, en aquellas primeras tareas escolares, cuando todo parecía confuso e imposible de realizar, diciéndome lo siguiente: ...Mira, porque no comes algo ahora y veras luego como te ayudará para hacer la tarea ... y dejándolo todo para ir a merendar, increíble e inexplicablemente estas palabras parecían producir efecto, pues al volver a la tarea, todo se veía más claro y posible de resolver, y lo más curioso aun, que actuando sobre su consejo, sin llegar a entender que relación habría entre la comida y la tarea, esto siempre funcionaba. Hoy comprendo que mi acción sobre aquellas palabras tan simples de mis padres, no era más que otra cosa que el producto de mi confianza por sentirme consolado en su presencia y por estar seguro de su afecto, cuidado y amor por mi, pues sabia que me amaban y todo lo que ellos decían era digno de confianza y respeto.
De esa misma manera, deberíamos aprender a relacionarnos con Dios, recibiendo con sencillez, humildad y con pureza, todo aquello que Él ha dicho que ya ha hecho y que hará por nosotros a través de Cristo Jesús, pues La Palabra de Dios declara que todo aquel que ha confesado a Jesús como Señor, pasa a formar parte de la familia de la fe, o de La Familia de Dios, estableciéndose de esta manera un vinculo basado en Su Amor, relacionándose Él con nosotros como un Padre, y nosotros con Él, como sus hijos. Y así como un hijo con sus padres, deberíamos acercarnos a Él confiadamente, como lo hacíamos de niño, y así poder descansar en Sus Palabras tiernas que reflejan Su maravillosa disposición para ayudarnos en toda situación, en nuestras debilidades, percibiendo su maravilloso afecto, cuidado e interés, debido a la grandeza de Su amor que Él tiene por cada uno de nosotros.

1 Pedro 5:6
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;

1 Pedro 5:7
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

En las palabras: ...cuando fuere tiempo... es en el tiempo de nuestra necesidad. Gran cosa es tomar conciencia y reconocer que necesitamos de la ayuda de Dios, y buscar cobijarse bajo Su amoroso amparo, echando toda y absolutamente toda, ansiedad, preocupación o incertidumbre sobre Él, sabiendo que es poderoso para cuidar apropiadamente de nosotros, cualquiera fuese la situación. Este es el verdadero significado practico de la “humildad” en un hombre, que se verá reflejado en la aceptación de la “Gracia de Dios”. Siempre recuerdo gratamente aquella frase de uno de mis maestros en la Palabra de Dios, que utilizando una forma simple y grafica, expresaba sobre la Gracia y Amor de Dios, de la manera siguiente: “Dios es tan bueno conmigo que pienso que se ha equivocado de persona”. Siempre que hablemos de Gracia, su significado estará relacionado con un “favor inmerecido”; y cuando aceptamos que no es por merito propio el haber hallado Gracia ante los ojos de Dios sino por Su afectuosa Voluntad e infinita Misericordia, comenzaremos a transitar por el camino de una genuina Humildad que le permitirá a Dios extender su mano, manifestando su poder y soberanía, produciendo en nuestras vidas la liberación necesaria para cada situación. Y la razón de ello es : “Porque él tiene cuidado de nosotros” pues, para Dios, somos el objeto de Sus pensamientos cuidado e interés, a fin de proveernos de todo aquello necesario para la vida, en todas sus manifestaciones, Él se interesa genuinamente por nosotros, esperando que respondamos apropiadamente a su amoroso afecto, con una actitud confiada y crédula, como lo haría un niño con su padre, descargando toda congoja y ansiedad sobre él, extendiendo nuestros brazos hacia Él en búsqueda de su abrazo consolador al reconocer su cuidado de amor por nosotros.
La clave entonces, para beneficiarse de la gracia de Dios, es la humildad; y bíblicamente hablando la humildad es el reconocer el amor del Padre, reconociendo Su autoridad para hacer en nuestras vidas todo aquello que nos ha prometido, porque el tiene cuidado de nosotros.

1 Juan 5:14
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

1 Juan 5:15
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.


De manera que podemos “echar toda ansiedad sobre Él”, y el modo para hacerlo es a través de la oración. La oración es nuestra invitación al Padre Celestial a que tome cuidado de nuestras vidas o situaciones como el resultado de haber confiado previamente en El.
El conocimiento de cual es su voluntad y disposición hacia nosotros, producirá esa sensación de certeza, de convicción, de que Dios es fiel y justo para concretar toda petición que esté en armonía con Él, pues siempre estará dispuesto a socorrernos y ayudarnos en el momento de necesidad.

Juan 1:9
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Juan 1:10
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

Juan 1:11
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Juan 1:12
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Juan 1:13
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Juan 1:14
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Nosotros (quienes hemos creído en Jesucristo, el Hijo de Dios) como hijos amados de Dios, ¿Cómo cuestionar o dudar entonces de sus Palabras, de sus Promesas, o de su Poder para cumplir todo aquello que nos ha prometido , o de Su Intervención Divina, para revertir toda situación desfavorable? ¿Cómo menospreciar su ayuda correctiva, y su advertencia amorosa, cuando ve que nuestro andar se encuentra fuera de orden?
Bien, la duda y el cuestionamiento son dos puntas de una misma cosa: “La Ignorancia”. Y hay dos clases de ignorantes, están aquellos que no han sido instruidos o los que fueron mal instruidos, y están aquellos que no queriendo dejar de serlo menosprecian la instrucción y cierran sus oídos para no escuchar.
Pero el ser o permanecer ignorante nunca será considerado como una virtud, ¿Verdad?.
El adjetivo calificativo de Ignorante, no es algo que muchos de nosotros queramos portar. Es que el sentido y uso actual de esta palabra se ha desvirtuado como una forma ofensiva de calificar a una persona. Pero el significado correcto de la palabra “Ignorante” es: “ Que no sabe, por no haber sido instruido o por haber sido mal instruido o por no tener o querer tener noticia o información sobre alguna cosa”. Y pensemos un instante lo siguiente, ¿Sabemos todo sobre todas las cosas?. La respuesta es ¡No!. No siempre estamos al tanto de todo; entonces puede que en algún punto o en todo, seamos ignorantes y no habría ningún problema con ello y no nos debería avergonzar, pues la ignorancia es salvada tan simplemente por la instrucción o por la información correcta sobre un tema determinado. La vergüenza sí estaría en que sabiendo que ignoramos no queramos hacer nada por ello, menospreciando o rechazando la instrucción, pasando de ignorantes a necios, que sí seria un grave problema pues, salir de ello dependerá de nuestra decisión y voluntad para aceptar la instrucción.


Dentro del cristianismo, debido a las malas enseñanzas o a la falta de ella, hay mucha ignorancia a cerca de nuestro Padre Celestial y sobre nuestra posición como hijos de Dios, como también del verdadero propósito de los padecimientos y crucifixión de Cristo, de su resurrección, del perdón de pecados, y de cual es nuestra esperanza viva en los cielos, promesas que en todas ellas se pueden ver la grandeza del cuidado y amor que nuestro Padre tiene por cada uno nosotros, sus hijos. Pero también hay mucha ignorancia a causa de una actitud de cerrar los oídos a la instrucción correcta proveniente de la Palabra de Dios, porque esta no coincide con lo que algunos esperan oír.
Como cristianos muchas veces nos encontramos pendulando entre la ignorancia y la necedad y el punto de equilibrio entre ambas es la Fe.

Salmos 32:8
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.

Salmos 32:9
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.

Las Apariencias Engañan

Una de las dificultades que se nos presenta a la hora de entender las Sagradas Escrituras se produce cuando en nuestra lectura de la Biblia, nos encontramos con versículos o pasajes que parecen ser contradictorios entre sí, pues sobre un mismo tema podrían obtenerse dos conclusiones diferentes y opuestas.
Bien, algunos simplemente toman estas porciones de la Biblia, de apariencia conflictiva, para argumentar su postura incrédula ante las Escrituras, cuestionando su origen, valor y provecho. Por otro lado, algunos otros ante tal contradicción, se quedan con aquel versículo o pasaje que se acomoda más a sus ideas y desechando los otros, basando así sus creencias en algo más afín a ellos mismos sin considerar o preguntarse por donde pasa la verdad de Dios.

Ahora bien, sí La Escritura es la Voluntad de Dios revelada a los hombres (por haber sido inspirada por Él por medio del Espíritu Santo a santos hombres de Dios, como dice 2Pedro 1:20-21) ¿Por que nos encontramos con tales contradicciones en la Biblia? ¿Podrían dos ideas diferentemente opuestas sobre un mismo tema ser ambas verdaderas? ¿Dónde estaría el problema?.

Basándonos en que el origen de Las Escrituras, procede de Dios, y en Él no hay contradicción, ni mudanza ni sombra de variación, pues Su Voluntad no es vacilante ni cambiante, entonces existirían dos respuestas posibles a nuestro problema: O el error estaría en la traducción por agregado u omisión, o estaría el error en nuestro entendimiento.
Por tal razón, cuando al leer nuestra Biblia, nos tropezáramos con algún pasaje o porción de Escritura que presentara algún tipo de contradicción, deberíamos detenernos y comenzar a evaluar si tal vez, una mejor traducción, o un mejor entendimiento o comprensión del pasaje en cuestión, nos ayudarán a resolver esta apariencia problemática. De allí que podríamos decir entonces que ante estas aparentes contradicciones o ante los aparentes errores de las Escrituras : “Las apariencias engañan”

En cuanto a los errores de traducción podríamos decir que gracias al cuidado e intervención de Dios, encontramos muy pocos errores de traducción en cualquiera de las diferentes versiones de la Biblia de hoy día. Por lo tanto podemos decir que las contradicciones en la Biblia, son tan solo “aparentes”, pues son el producto de un mal entendimiento debido a un error de interpretación o de traducción.
Otra cosa que deberíamos siempre tener en cuenta será nuestra actitud o predisposición inicial al leer la Biblia, ¿Buscamos que ella diga lo que nosotros queremos que diga o lo que otros dicen que dice? O ¿Realmente buscamos saber lo que verdaderamente Dios dice?. Recordemos lo que 2Pedro 1:20 indica sobre cual debería ser nuestra actitud o predisposición cada vez que leamos La Biblia.

2 Pedro 1:20
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,

A ninguno de nosotros nos gustaría que lo que hayamos dicho sea interpretado mal o de manera diferente o impropia a lo que hayamos querido expresar, o que por alguna razón conveniente se pretenda cambiar el sentido de lo que nosotros deseamos comunicar. ¿Cuanto más Dios? Él no es como nosotros, quienes a veces expresamos incorrectamente o de manera inapropiada aquello que querríamos comunicar.
Dios no nos ha dado su Palabra para que nosotros simplemente especulemos en y con ella, o para que saquemos nuestra propia conclusión, o para que disputemos o contendamos acerca de la verdad; sino, para que conozcamos Su Palabra y Su Palabra es Verdad ( Juan 17:17)
Él ha revelado su Palabra para comunicar perfectamente su Buena Voluntad a los hombres, para que crean en Él y en su maravilloso favor, comunicando, apropiadamente, aquellas verdades de orden espiritual para sanidad y liberación de los hombres.
Dios siempre ha tratado de explicar las verdades espirituales en términos de nuestro entendimiento y para ello condesciende con los hombres hablando siempre en términos o con expresiones acorde al entendimiento humano.
El uso de Figuras como las parábolas o el trasmitir o representar una idea por medio de ilustraciones, comparaciones, modos y costumbres de hombres, fueron recursos utilizados por Dios como un llamando de atención al lector con el fin de poder comunicar en ellas verdades espirituales, que puedan ser entendidas para poder, si así lo deseáramos, ser aplicadas en fe. Una lectura rápida o superficial de la Biblia entonces, sin tomar en cuenta los detalle anteriormente enunciados, podría ser la causa de nuestra cuestión.
Debemos tener en cuenta también, que La Biblia es un libro oriental, y como tal, habla de costumbres, de hábitos y maneras de pensamiento orientales, de tiempos y costumbres antiguas, diferentes a las contemporáneas y occidentales, pues Dios las reveló en esas épocas y lugares. Pero, las verdades en ella contenidas, son tan aplicables en nuestros días pues, no importa lo moderno y occidentales que podamos ser, tenemos las mismas necesidades existenciales que ellos en esos tiempos, y en Las Escrituras, encontramos respuestas sobre “como y por quien” la necesidad fundamental del hombre es saciada.
Para tener entonces un buen entendimiento al leer nuestras Biblias, de manera que podamos recibir y comprender, más exactamente posible el mensaje que Dios nos quiere comunicar, deberíamos tener en cuenta en nuestra lectura de la Biblia lo siguiente:

El uso de las figuras de dicción usadas en la Biblia, como las parábolas, metáforas, comparaciones etc.

Los usos y las costumbres de aquellas personas en los tiempos bíblicos.

La manera de pensar oriental de la época.

El contexto, del cual el versículo o pasaje es una parte del mismo, nos dará una idea más clara de cual es la verdad central, o nos proporcionará adicionarle más información para que podamos entender lo que hallamos leído.

El versículo o pasaje que no es entendido con claridad, podría entenderse a la luz de otros pasajes que hablen sobre el mismo tema.

Sí ha cambiado actualmente el uso o el sentido de las palabras de nuestro propio idioma que han sido usados en ella.

Despojarnos de prejuicios o preconceptos, tanto religiosos como humanos, que tan solo nos llevaran a interpretar incorrectamente lo que leemos, enturbiando la verdad que Dios tan amorosamente quiere comunicar.

Y lo mas importante:

“Encomendarle a Dios nuestra lectura, para que el nos de entendimiento”

Estos son, tan solo, algunos aspectos para tener en cuenta en el momento de nuestra lectura bíblica, en nuestra búsqueda para aprender las verdades espirituales que Dios quiere que conozcamos y así comprender su preciosa Voluntad en el reflejo de la gloria de Cristo.


“Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”

2 Timoteo 2:7

La Verdad Dentro de lo Simple

Isaías 55:8
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Isaías 55:9
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.


A través de una lectura de la Biblia podemos observar que Dios nos introduce en el aprendizaje de profundas verdades espirituales, por medio de la utilización de ideas o figuras simples al entendimiento humano, que sin Su ayuda serian imposibles de alcanzar. Es por ello que Dios (por su infinita gracia, misericordia y amor) es condescendiente con nosotros y nos habla de asuntos espirituales utilizando términos, analogías, figuras o expresiones simples que, de manera apropiada, puedan representarlos, dándoles una forma conocida o al alcance de la razón humana, a fin de que sean, “en alguna manera”, comprendidos los asuntos de Dios. “Una idea o mensaje más grande que aquello que se está expresando, en términos de entendimiento humano, es lo que contienen las Sagradas Escrituras”.


En un ejemplo, en el Evangelio de Juan 3:1-12 entre Jesús y Nicodemo, podemos ver una reacción muy común, a la hora de plantear las verdades espirituales que Dios expone en Su Palabra con el uso de ilustraciones o representaciones simples.

Jesús le dijo a Nicodemo :
... De cierto, de cierto te digo, que el que “no naciere de nuevo”, no puede ver el reino de Dios...

A lo cual Nicodemo le respondió:
...¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?, ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?...

Jesús le contestó:
... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo...

Respondiéndole Nicodemo aun confundido le replicó:
...¿Cómo puede hacerse esto?...

Y le dijo Jesús :
... ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?. De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?...

En la expresión de Nicodemo: ...¿Cómo puede hacerse esto?... (que en otras palabras significa: ¿Cómo puede esto ser posible?), se ve reflejado su dificultad para entender la enseñanza de Jesús, sobre la necesidad de nacer de nuevo para ver el Reino de Dios.
En las palabras ... ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?... Jesús le da a entender que su visión equivocada sobre los asuntos de Dios era la causa de su asombro ante aquellas palabras. En síntesis Jesús le dijo: ¿Tu enseñas sobre los asuntos de Dios y no has aprendido las características espirituales de su Reino?. No me extraña entonces que te parezca una locura.

Nicodemo, quien era un maestro en las Escrituras, se había quedado con la idea más sencilla de lo expresado por Jesucristo, “nacer de nuevo”, que en términos de simple entendimiento humano, este planteo parecía inverosímil. Una interpretación meramente “natural” de lo expresado por Jesucristo, le limitó para poder entender el verdadero significado espiritual de lo dicho.

Cuantas veces nos hemos tropezado con esta misma dificultad, sin percatarnos de ella, y al igual que Nicodemo, ante expresiones similares, solemos pensar de la misma manera, por habernos basado en lo que a simple vista nos parece que dicen las Escrituras y no por las verdades espirituales que dichas expresiones representan. Tomar lo figurativo como literal y lo literal como figurativo es un gran inconveniente a la hora de entender el verdadero significado de lo que Dios ha querido decir.

La verdad interna dentro de lo simple, expresado en las Escrituras, es lo que debemos hallar. Ideas espirituales por medio de expresiones apropiadas al entendimiento humano son comunicadas por Dios para “introducirnos” al conocimiento del Reino de Dios y que junto con la interacción del don del espíritu santo en nosotros (recibido en el nuevo nacimiento, al haber creído en su Hijo Jesucristo), y la oración en busca de entendimiento, ayudarán a abrir los ojos espirituales para poder apreciar el Reino de Dios.

Es necesario entonces comprender cual es la verdad central espiritual contenida en las ideas simples expresadas en Ellas para poder entender lo que Dios quiere comunicar.


Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.


1 Corintios 2:9

La Verdad Central

Uno de los inconvenientes que se nos presentan a la hora de leer La Biblia es, perder de vista el hilo de la verdad central que Dios tan amorosamente nos quiere comunicar en toda La Escritura: El Evangelio.
El tomar aisladamente porciones de La Escritura, fuera de una visión centrada en el Evangelio fue y aun sigue siendo, una de las mayores causas del error de entendimiento y de interpretación sobre cual es el verdadero obrar y sentir de Dios. Leer las Escrituras desentendiéndonos del verdadero sentido del Evangelio, seria comparable a querer sacar un versículo de su contexto; esto podría llevarnos a un mal entendimiento o a una interpretación equivocada de la verdadera dirección que Dios a querido darle a su amoroso mensaje.
La palabra Evangelio significa la buena noticia o mensaje, definición o significado que la mayoría de los cristianos estamos familiarizados, pero a la hora de hablar de el, la esencia misma de esta buena noticia, parece no estar tan clara. ¿Cual seria entonces esa Buena Noticia que Dios quiere que sepamos, creamos y anunciemos?. Y la esencia del evangelio es el amor de Dios, y su buena disposición para con todos los hombres. En toda la Escritura Dios hace mención implícita o explícitamente a esta Buena Noticia pero veamos una de las palabras más maravillosas que sin lugar a dudas representan en amplitud y profundidad el verdadero sentido y corazón de Dios y de su bendito Evangelio.

Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3:17
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Cuando obtenemos claridad sobre la verdadera esencia del Evangelio, el amor, la fe, la salvación, la gracia y las buenas obras, por ejemplo, comenzarán a encajar de manera maravillosa en nuestras vidas y nuestro andar practico cristiano se verá lleno de fruto del Evangelio, pues nuestra motivación estará basada en un entendimiento del amor, por ese amor que Dios tiene y ha demostrado por nosotros.

Definitivamente, el no tener en claro cual es el mensaje central que Dios viene predicado y anunciado desde el principio de los tiempos desde Génesis hasta nuestros días , es lo que ha producido tanta desorientación en la fe practica.

Veamos cual era la comprensión e interpretación que el Señor Jesucristo tenia sobre el verdadero sentir de la ley de Moisés:

Mateo 22:35
Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:

Mateo 22:36
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?

Mateo 22:37
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Mateo 22:38
Este es el primero y grande mandamiento.

Mateo 22:39
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Mateo 22:40
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Otra de las preguntas que deberíamos hacer es ¿El Evangelio en el Antiguo Testamento será diferente al de la predicación de Cristo o al que el Apóstol Pablo predicó en las Epístolas dirigidas a la Iglesia, o al que deberíamos predicar hoy?¿Cuantos Evangelios habrá entonces?
Lo que nos ha confundido es no entender que un mismo y único Evangelio, predicado a través de los tiempos, es lo que Dios ha querido comunicar en su Palabra desde diferentes aspectos o matices pero de una misma verdad.

Galatas 3:16
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

Galatas 3:17
Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

Galatas 3:18
Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

Galatas 3:19
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.


Las realidades de los hombres a través de las distintas edades, llegaron a ser dinámicamente diferentes a causa del pecado (manifestado por múltiples transgresiones) y a medida que esta Buena Noticia se iba desarrollando y creciendo, la necesidad de enfatizar distintos aspectos de una misma verdad es lo que Dios vio necesario hacer para que los hombres no perdieran de vista aquello que Él había puesto como faro de esperanza, en el proceso de la venida del redentor.

La primera mención del Evangelio, como buena noticia, podemos observarla en Génesis 3:15 como respuesta de Dios ante la desobediencia y pecado de Adán. A partir del pecado, la realidad de los hombres cambió dramáticamente, pasando de vida a muerte y de tener comunión con Dios a perderla y desde entonces el pecado y la muerte se enseñorearían del hombre degradándolo de manera progresiva a través del tiempo. Pero El amor de Dios por ellos, lo movió a poner en marcha un plan, un maravilloso plan para redimir al hombre de tan desfavorable condición, que contemplaba también la destrucción de su opositor el Diablo quien es padre de toda mentira y mal, de todo pecado, enfermedad y muerte. La revelación de la promesa de una simiente redentora comienza a anunciarse desde allí en más como eje central y focal de toda la Palabra de Dios como un ancla de esperanza en la vida de todos los hombres. Podemos pensar entonces que el leer o estudiar la Biblia fuera de este maravilloso enfoque, es lo que ha originado tanta discrepancia en el mundo cristiano. Perder de vista el papel fundamental de Cristo como actor imprescindible del Evangelio, ha sido un gran obstáculo en la fe para muchos, desde Génesis hasta nuestros días, pues en Cristo, la magnitud del amor de Dios se hace manifiesta.

Por ello, debemos reconocer, siempre que leamos la Escritura, que otra idea de verdadero significado espiritual dentro de una idea simple, expresada en la Biblia, es lo que Dios ha siempre querido destacar, necesitamos entonces percibir la verdad dentro de lo simple, que nos permitirá conocer el corazón de amor de nuestro Padre Celestial.
Otra idea de verdadero significado espiritual dentro de una idea simple, expresada en la Biblia, es lo que Dios quiere resaltar, necesitamos entonces percibir la verdad dentro de lo simple, que nos permitirá conocer más profundamente el corazón de amor de nuestro Padre Celestial.
Aun el uso perfecto que Dios hace de las palabras, son en algún punto limitadas para hacernos entender acabadamente el concepto espiritual que ellas representan, es por eso que uno de los requerimientos para entender la verdad contenida en ellas es la necesidad de la interacción del espíritu de Dios en nosotros como fuente catalizadora de entendimiento. La Palabra revelada, declara y anuncia( proveyendo el conocimiento o información) de aquel mensaje que Dios quiere que sepamos para luego ser creído; pero, la acción del espíritu santo en el individuo, que busca la verdad en amor, es el medio o nexo por el cual Dios nos ayudará para proveernos de entendimiento, y de sabiduría, un entendimiento y sabiduría de orden espiritual, imposible de adquirir sin la acción de la gracia divina de Dios.
La verdad central dentro de lo simple, expresado en las Escrituras, es lo que debemos hallar. Ideas espirituales por medio de expresiones apropiadas al entendimiento humano son comunicadas por Dios para “introducirnos” al conocimiento del Reino de Dios y que junto con la interacción del don del espíritu santo en nosotros (recibido en el nuevo nacimiento, al haber creído en su Hijo Jesucristo), y la oración en busca de entendimiento, ayudarán a abrir los ojos espirituales para poder apreciar el Reino de Dios.

jueves, 31 de enero de 2008

¿ Y Qué con Nuestra Voluntad ?

Una vez que la Palabra de Dios nos ha sido expuesta con claridad, y que hemos aprendido que Su Palabra es eficazmente viva, y capaz de discernir los pensamientos y las intenciones del corazón de los hombres, con el propósito de ordenarlos para diferenciar lo que es de carácter humano (alma), de lo espiritual; y teniendo en claro que hacer Su Voluntad es la mejor y más digna opción para nuestras vidas; una de las dificultades practicas que se nos presentará en el andar cristiano, será que, en algún punto, tropezaremos con nuestra propia voluntad humana, en nuestro deseo de hacer nuestra la Voluntad de Dios. Cuantas veces nos hemos hallado en la situación de tener la intención de hacer aquello que la Palabra nos dice que deberíamos hacer como hijos de Dios, o querer cambiar actitudes de nuestra conducta, contrarias a las de Él; y nos encontramos que deseando hacerlo, existe internamente en nosotros una voluntad contraria que nos impedirá concretarlo; o que no nos permitirá mantenernos firmes en el tiempo, para llevar a cabo los asuntos de Dios. Esta falla en la voluntad humana, producirá en nosotros tristeza y desazón por haberle fallado a nuestro Padre Celestial en el intento, considerándonos indignos delante de Él.

¿Cuál es la razón y origen de nuestra voluntad dual y contradictoria? ¿Qué dirá Dios al respecto ? ¿Cómo hicieron aquellos hombres de la Biblia para lidiar contra ella y sujetar su voluntad a la de Dios? ¿Qué podremos hacer entonces ante esta deficiencia? ¿Podrá Dios ayudarnos a resolverlo, o dependerá tan solo del ejercicio y desarrollo de nuestra propia fuerza de voluntad?

Comencemos en primer lugar por averiguar cual seria el origen y la razón de dicho problema para ver luego por donde pasaría la solución que Dios plantea para resolverlo.
Podemos percibir que habrá en nosotros un deseo ferviente por vivir una vida según Dios, pero nuestra naturaleza humana se opondrá para que no lleguemos a concretarla, la razón de ello es que nuestros deseos y voluntad se vieron corrompidos, convirtiéndose naturalmente en confusos y contradictorios. El origen de este criterio ambiguo es el producto de una naturaleza caída, pues después del pecado original de Adán, todo hombre estaría sujeto al pecado, afectando con este a la voluntad y a los deseos de los hombres, entre otras cosas, y aun la capacidad de decisión y del libre albedrío, quedó sujeto a una voluntad débil y humanamente vacilante. Luego de la caída de Adán y a consecuencia de la perdida de la vida espiritual en el hombre, este se vio afectado por el pecado, pero como sí esto hubiera sido poco, no fue tan solo el hombre el afectado por la caída, sino que también la tierra lo fue por ella, volviéndose maldita, por lo tanto los valores y criterios terrenales fueron trastornados, pues a partir de ese momento lo terrenal estaría sujeto a lo espiritualmente impío.

Romanos 7:14
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.

Romanos 7:15
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.

Romanos 7:16
Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

Romanos 7:17
De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

Romanos 7:18
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

Romanos 7:19
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

Romanos 7:20
Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

Romanos 7:21
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

Romanos 7:22
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

Romanos 7:23
pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.


Para muchos se nos hace difícil aceptar y reconocer que el gran Apóstol Pablo padecía de este mismo problema como nosotros, pero Dios le dijo que lo expusiera para que pudiéramos aprender de su ejemplo, que a pesar de ello, con la ayuda y gracia del Padre llegó a ser el hombre de Dios que fue.
El no reconocer o ignorar que todo cristiano, sin excepción, lleva de arrastre esta dificultad en la carne, a causa del pecado, aun siendo renacido del espíritu de Dios, ha inducido a pensar que, aquellos que lograron alcanzar un andar digno delante de Dios, fueron escogidos por Él por su férrea “fuerza de voluntad” para combatir los apetitos de su carne. Este tipo de pensamiento ha llevado a la inactividad a algunos, relegando el Santo llamamiento de Dios; y a otros, les ha provocado un fuerte celo por las obras para combatir la carne, pensando que con humana disciplina voluntaria producirán fruto espiritual.

La creencia natural es argumentada por los hombres, por sus experiencias de hechos de apariencia concretos, o por razonamientos lógicos, basados en un criterio meramente humano, y han pretendido, a lo largo de los siglos, sojuzgar y controlar la voluntada de los individuos, y aun la propia, a través de disciplinas, leyes y mandamientos y de ser necesario procurándolo por la fuerza, a través de penas y castigos. Las ideas y doctrinas basadas en lo que algunos han denominado como “fuerza de voluntad” han promovido la obra por encima de la fe dentro del mundo cristiano.

Colosenses 2:20
Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos

Colosenses 2:21
tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques

Colosenses 2:22
(en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?

Colosenses 2:23
Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.

Colosenses 3:1
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Colosenses 3:2
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.


La Santa Palabra nos da un indicio para saber por donde empezar a orientar nuestra voluntad, comenzando a poner las expectativas y los afectos en las cosas de arriba y no en las de la tierra, pues nada de lo que hiciéramos, fuera de ello, nos darán resultado alguno ante los apetitos de la carne; pues poner los afectos y expectativas en las cosas de la tierra, no nos ayudara al desarrollo de una voluntad agradable a Dios, pues los valores y criterios que en ella se promueven, estarán en franca oposición a la Voluntad de Él.

El reconocimiento de que padecemos de una voluntad deficiente, nos permitirá solicitar la intervención y la ayuda de Dios, para que Él pueda producir el cambio en nuestras vidas. Cuando aceptamos y creemos en la redención de nuestros pecados, que Dios nos ha dado por medio del creer en Jesucristo como Señor y Salvador, entonces Dios por medio del milagro del nuevo nacimiento, nos proveerá de una asistencia superior que nos fortalecerá en el animo y la voluntad, pues con ello puede salvar la dificultad de nuestra naturaleza caída, para que produzcamos fruto espiritual. Esta realidad del nuevo nacimiento (las cosas de arriba), es una realidad espiritual que Dios efectiviza en las vidas de todos aquellos que han aceptado a Cristo como Señor y Salvador. Pero esta nueva realidad interior, no cambiará espontáneamente nuestros viejos pensamientos y criterios, pues para que ello suceda Dios esperará nuestra respuesta propicia a Su invitación amorosa, a la de una transformación a una mente renovada. Esto no será el producto de nuestros propios esfuerzos por querer cambiar, denominado “fuerza de voluntad”, sino que esta transformación dará comienzo en el momento en que dediquemos u ofrezcamos como sacrificio vivo a Dios nuestro corazón, para que Él comience a moldearlo, iniciando así el cambio practico cristiano genuino en nuestras vidas.

Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Renovar la mente es mucho más que pensar y memorizar versículos de la Palabra de Dios, es más bien meditarla, es contemplarla, pero siempre que se lo haga, deberemos involucrarlo a Él. La manera en que hacemos participar a Dios de ello, es a través de la oración. Esta oración puede tener la particularidad de pedirle al Padre por entendimiento, sabiduría, eficacia en el servicio, y “fundamentalmente que nos ayude en nuestra voluntad”. Es maravilloso y liberador el saber que Dios esta dispuesto a darnos una nueva voluntad y deseo que se sujeten a la de Él, para que podamos hacer aquello que a Él le agrada.

Hebreos 13:20
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,

Hebreos 13:21
os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

El trabajo transformador que Dios producirá en nosotros por medio de su maravillosa Palabra y del Señor Jesucristo, es aquello que nos hará aptos en toda buena obra haciendo su voluntad. Cada vez que nosotros estemos dispuestos, por nuestro libre albedrío, a solicitar la ayuda de Dios para cambiar y hacer Su Voluntad, el nos proveerá de nuevas fuerzas, energizándonos por medio del espíritu santo en nosotros, para que podamos manifestar la luz de Cristo.

Filipenses 2:12
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,

Filipenses 2:13
porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

En estos dos versículos de Filipenses podemos ver que hay una responsabilidad compartida y armónica para que este cambio se realice. Aquí nos muestra cual es la responsabilidad del creyente y cual la de Dios. En las palabras del Apóstol Pablo : ...ocupaos en vuestra salvación... pone de manifiesto que es responsabilidad del hombre el ocuparse en esa salvación. Quisiera aclarar que, una cosa es ocuparse “de la” salvación, y otra es ocuparse “en la” salvación. Hacer obras para ganar nuestra propia justicia sería pretender ocuparnos “de” nuestra salvación. Pero el creer, desear y orar para manifestar en nuestras vidas, una vida abundante de naturaleza espiritual, como declaró haberla hecha disponible Jesucristo con su venida (Juan 10 :10), es ocuparse “en la” salvación de la cual Dios amorosamente nos ha provisto.
Otra cosa para tener en cuenta es que en la Biblia, nunca la palabra salvación, hace referencia a nuestro obrar o bondad para ser salvos, pues la salvación del pecado tan solo se puede obtener por medio de la aceptación del único, que por su obra, nos ha liberado del pecado, el Señor Jesucristo. ¿De que manera nos deberemos ocupar “en” ella entonces?. La Santa respuesta nos dice que nos ocupemos “en” nuestra salvación “con temor y temblor”. Estas palabras, “temor y temblor”, hacen referencia a una expresión oriental que significan: “con respeto y reverencia”. El ocuparnos en nuestra salvación con respeto y reverencia, nos indicaría nuestra responsabilidad de poner nuestros pensamientos más preciosos, nuestros afectos y expectativas, en “las cosas de arriba”, contemplativamente en el reconocimiento y agradecimiento, nacido de un entendimiento espiritual sobre la grandeza y magnitud del amor y el obrar de Dios y del Señor Jesucristo para nuestra redención.

Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3:17
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Veamos ahora la responsabilidad que tendría Dios en el desarrollo de esta “nueva voluntad”. Al ocuparnos en nuestra salvación con respeto y reverencia, le permitiremos a Dios el campo propicio y necesario, nuestro corazón, para producir en nosotros tanto “el querer” (desarrollando un nuevo deseo por las cosas de Dios) “como el hacer” (el ayudarnos a llevar a cabo Su Voluntad) pues : “Dios es el que en nosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Dios producirá un deseo y voluntad en armonía con la Suya, haciendo en nosotros todo aquello que a Él le agrada, por medio de Jesucristo .

Que liberador y sanador es el conocer y entender estas cosas y saber que la falta de voluntad que muchas veces manifestamos por las cosas de Dios, por nuestra debilidad humana, es sanada y fortalecida tan solo por nuestro simple deseo y oración, movidos por nuestro amor al Padre, acciones posibles que nos ayudaran a ocuparnos a contemplar para entender la grandeza del amor de Dios en nuestras vidas. Esto producirá fe, una fe no basada en lo que se ve (desde una voluntad caída) sino en todo lo que ha sido hecho en y por nosotros a través de Cristo. Así es como le permitimos a Dios, a través del espíritu santo en nosotros, ir quemando el lastre de nuestra vieja naturaleza caída, para que Él pueda formar dentro nuestro, un nuevo deseo y una nueva voluntad, conforme a “un nuevo hombre”, creado según Cristo Jesús para que andemos en nuevas y buenas obras, preparadas por Dios con anterioridad a nuestro cambio, que anteriormente no teníamos, ni podíamos realizar con nuestra voluntad basada en nuestra vieja naturaleza .

En ocasiones, cuando he tenido la oportunidad de declarar esta maravillosa verdad de la Palabra de Dios, he visto en algunos cristianos, estupor, aprensión y prejuicio ante este tipo de enseñanzas, pues el tema de las obras y la fe no estaría del todo claras para este grupo, así como también la claridad entre las responsabilidades de Dios y del creyente, en el andar practico cristiano. Las ideas basadas en lo que algunos han denominado como “fuerza de voluntad” han promovido la obra en detrimento de la fe. La pregunta que nos debemos plantear como cristianos a la hora de escuchar una enseñanza es: ¿Con que criterio estamos dispuestos a ponderar los asuntos de Dios a la hora de exponernos a las Escrituras?
La palabra de Dios declara que en aquellos que aman a Dios, Él mismo les proveerá de un nuevo criterio, un criterio espiritual, para poder entender el propósito del mensaje de Su Amor, en su deseo de poder relacionarse con los hombres en una relación amorosa, como la de un padre con sus hijos.

1 Corintios 2:9
Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

1 Corintios 2:10
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

La clave para activar este criterio espiritual esta directamente relacionado con la intensidad y profundidad con que decíamos amar a nuestro Padre Celestial, al poner nuestros afectos y expectativas al cobijo de Su Amor, dedicándole nuestros corazones a Él. El criterio humano o natural, carece de la habilidad para poder, con claridad, percibir y explicar la realidad espiritual que al hombre aqueja, la cual se encuentra claramente expuesta en La Biblia (1 Corintios 2:14); y nuestra naturaleza caída, solo podrá ser salvada por aquella “Obra” que está por encima de todas las obras, “La Fe” en Jesucristo, que nos abrirá las puertas de una maravillosa relación con Dios como nuestro Padre, quien estará siempre dispuesto ayudarnos en todas nuestras debilidades.

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“La primera, la más noble, la más sublime de todas las obras es la fe en Jesucristo. De esta obra deben proceder todas las obras: todas ellas son súbditas de la fe, y de ella sola reciben su eficacia”.
Martín Lutero (Siglo XVI)

viernes, 25 de enero de 2008

Hacia un Entendimiento Renovado y Transformador

Es parte de la naturaleza del hombre el buscar adaptarse al mundo en que vive, tomando para sí las formas de las diferentes tendencias, modas o estilos de vida a lo largo de los tiempos, “siguiendo la corriente de este mundo” (Efesios 2:2). Las diversas culturas y costumbres han formado la gama de criterios y valores de los seres humanos, y el mundo en que vivimos es un fiel reflejo de ello. El mundo de hoy día, en su esencia, no es muy diferente al de los tiempos bíblicos ya que presentan los mismos conflictos y problemas existenciales que entonces, pues las causas que se opusieron a La Verdad de Dios son las mismas que en estas épocas, las diferencias son tan solo aparentes pues han cambiado en su forma de presentación, y utilizando los mismos métodos de distracción, pero con apariencia diferente, que igualmente efectivos, intentan producir los mismos resultados.
Los métodos que el mundo siempre ha promocionando para alejar a las personas de Dios, fueron y siguen siendo : las presiones y los placeres. Con ellos ha intentado y en muchos casos con éxito, lograr quebrantar la voluntad de los hombres.Una de las razónes de: ¿por que esto sucede?, es porque el pensamiento y corazón del hombre tienen la particular característica de ser maleables, y sensibles a las diferentes circunstancias y experiencias de la vida y ante estas, el hombre ignorante de los asuntos de Dios, y ante la necesidad de adquirir una forma, buscará adaptarse o conformarse como lo haría un liquido dentro de un recipiente, tomando la forma de este, sea cual fuere ella. El mundo o sistema de vida como un recipiente, nos propondrá un esquema determinado para que tomemos su forma, para que basemos nuestra vida bajo sus conceptos, valores y normas, para formar en nosotros un criterio totalmente vano, errático y sin sentido. Pensamientos de ansiedad o frustración (por no realizar aquellas expectativas que el mundo propone), o de insatisfacción personal o falta de sentido en la vida (por haberlas logrado y no hallar en ellas contentamiento) serán el fruto de poner nuestra mira o nuestros objetivos en las cosas de esta tierra.
El mundo sutílmente procurará ir formando los sentimientos y los afectos en las personas con la intención de lograr que estos se vuelvan sensibles al mundo pero insensibles a las cosas de Dios a tal punto que ellas le sean veladas.
2Corintios 4:3
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
2Cocorintios 4:4
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Pero a pesar de ello Dios siempre estará dispuesto a darse a conocer a todo hombre sin importar su condición o estado, dando muestra de su amor y misericordia, para ello Él envió su Palabra, para sanar y librar de la ruina al hombre. Afectuosamente Dios se relaciona con los hombres, comenzando Él a tomar la iniciativa, unilateralmente, procurando y esperando pacientemente su correspondencia, estimulando el interés y voluntad del receptor de Su afecto. El trabajo de Dios es ir estimulando los afectos en el hombre por medio de la manifestación de su amor y a través de su Palabra; para ayudar a inclinar sus voluntades a la de Él.
Isaías 65:1
Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no mebuscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.
Dios, “siembra” el afecto de Su Amor, en todo individuo, sin hacer acepción de personas, e invita a todo hombre y mujer a participar de su bendita salvación, y a conocer la maravillosa verdad de su Voluntad por medio del conocimiento de Cristo; con la expectativa puesta en una respuesta favorable a Su amor.
Esta realidad, la de tomar la forma del mundo, no es ajena a los cristianos, pues el nuevo nacimiento, el ser salvos, no cambia espontáneamente la mente del hombre, a pesar que espiritualmente haya recibido potencialmente la habilidad de transformarse en un hombre nuevo para manifestar la mente de Cristo.
1Corintios 2:16
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
La Palabra de Dios es eficazmente viva para producir en nuestros corazones la tarea transformadora para reflejar la luz de Cristo, pues Dios a puesto ese tesoro (espíritu santo) dentro de esta vasija de barro que es nuestra condición de debilidad humana y carnal ( 2Corintios 4:7).
La manera en que nos presentemos ante Dios, será determinante para que Él pueda comenzar esta tarea transformadora en nosotros, de tal manera que nuestra nueva condición, manifestando al nuevo hombre, no tenga semejanza alguna con la anterior.
Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
La instrucción simple de la Palabra de Dios es la de no tomar la forma de este mundo (representado en la palabra siglo), sino buscar ser trasformados por medio de un entendimiento renovado. De la palabra griega para transformaos se deriva nuestra palabra castellana Metamorfosis , que es utilizada para denominar la transformación de la oruga en una mariposa.
De tal magnitud será esta transformación por medio de la renovación del entendimiento por la eficacia y vitalidad de la Palabra de Dios que producirá que de vasijas de barro pasemos a ser como un espejo para reflejar la luz de Cristo.
2Corintios 3:17
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Corintios 3:18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Desde los Sentimientos y los Afectos

Gran numero de cristianos basados en sus propios sentimientos y emociones, o movidos por deseos de realización personal, buscan conciente o inconscientemente justificar sus acciones, expresando que con ellas llevan a cabo la Voluntad de Dios; adjudicando así la responsabilidad a Dios de cosas que talvez Él no ha dicho hacer. Otros en cambio, y en algunos casos sin tener conciencia plena de ello, son movidos por la obtención del reconocimiento o la aceptación publica, en su búsqueda de afecto meramente humano, se engañan a sí mismos, creyendo que lo que hacen es el fruto del amor de Dios en sus vidas. Basta con hacer un poco de memoria en la historia de la humanidad para reconocer las cosas absurdas hechas por los hombres en el nombre de Dios.
El uso correcto de La Palabra de Dios y la acción del espíritu santo en nosotros, nos permitirán separar para ordenar aquellos pensamientos que son nuestros de aquellos que provienen de Dios. Mejor será entonces que usemos bien la herramienta aguda de Su Palabra que nos permitirá reconocer el verdadero motor de nuestras acciones y conductas, y en que cosas estamos depositando nuestros afectos y expectativas. El conocimiento de Su Palabra y la operación de la manifestación del espíritu santo dentro de nosotros nos ayudará en dicha tarea.Filipenses 3:15 declara que si sintiéramos alguna otra cosas que difiriera con Su Voluntad, Él nos lo haría saber, trabajando en nuestros corazones hasta el punto de exponerlo claramente, reduciendo así al conflicto a una cuestión de “simple honestidad”.
La intención que deberiamos desorrollar sería la de hallar aquella información básica dentro de las Escrituras para comprender el punto de vista de Dios sobre la vida tanto de los afectos, de las pasiones y sentimientos, como la del pensamiento reflexivo y de los razonamientos lógicos que tan activamente participan formando el animo y carácter de todo hombre, para saber que hacer con ellos a la hora de vivir una vida agradable a Dios.
Haciendo un análisis del pensamiento cristiano podemos observar en general dos corrientes doctrinalmente opuestas y diferentes en referencia a cual sería el papel que jugarían los sentimientos, los afectos y las pasiones en las vidas de los cristianos.Están aquellos que dedicándose al estudio intensivo y exhaustivo de las Escrituras, dan preeminencia a la razón sobre los afectos y emociones, proclamando la necesidad de negarse a si mismo, desechando todo tipo de pasiones, sentimientos, afectos y emociones, en beneficio de adquirir “cierto grado de espiritualidad”, como parte de un plan para hacer morir lo terrenal y la carnalidad en sus vidas, exaltando así la razón y el pensamiento reflexivo por encima de las pasiones y sentimientos.
Mientras otro grupo cree y proclama una vida espiritualmente verdadera basada en expresiones tanto verbales como corporales, que efusivamente exageradas y cargadas de sentimentalismo, promueven más bien la exaltación de las emociones por encima de la enseñanza correcta de la sana doctrina de las Sagradas Escrituras. Dichas sensaciones y emociones son consideradas por este grupo de cristianos como “maneras o formas” de la manifestación de la presencia del espíritu de Dios en sus vidas.
Estas dos posturas doctrinalmente religiosas, han producido desconcierto, duda y confusión en la vida practica de algunos cristianos, que con sentido común, desechan estas formas extremas de doctrinas y con deseo de agradar a Dios, no saben como conjugar la vida de los sentimientos, la de las pasiones y el mundo de los afectos, con la vida intelectual de la razón y del pensamiento reflexivo, tan necesarios para el entendimiento y comprensión de la Voluntad de Dios, y cual seria el lugar que deberían ocupar cada una de ellas en sus vidas sin afectar su relación con Dios y con los hombres.
Las pasiones humanas no serían ningún impedimento para nuestro desarrolo como cristianos si comprendemos que la clave se encuentra en reconocer nuestra incapacidad de producir fruto espiritual sin la amorosa y maravillosa intervención de Dios en nuestras vidas. Y la manera en que evidenciamos dicho reconocimiento es cuando acudimos en oración a nuestro Padre Celestial invitandolo a participar en nuestro andar cristiano.
Santiago 5:17
Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientementepara que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
Santiago 5:18
Y otra vez oró y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto

El Amor y los Afectos

... Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Mateo 22:37

Desde un punto de vista simple y usando un recurso pocas veces explotado, el sentido común, podemos definir tanto al amor, como al afecto, como dos expresiones del sentimiento humano. Podemos observar que de todas las formas o maneras en que puede ponerse de manifiesto los afectos ( por ejemplo: desde un abrazo, un beso, una palabra de aliento, una ayuda oportuna etc.), podríamos expresarla en una sola y única palabra que resumiría en su totalidad las diferentes expresiones de los afectos y esa palabra es la palabra AMOR . Podríamos decir entonces que el AMOR seria el motor o el motivador de los afectos.
Entre las variadas maneras en que los hombres solemos relacionarnos con otros individuos, podríamos decir, que la más intensa, la más fuerte y beneficiosa relación se produce cuando esta está basada desde los afectos y mucho más lo serán, cuando ese afecto es movido por el amor de Dios, pues, el más refinado y puro de los afectos, de la más intensa manifestación del amor humano, no tendrá absoluta relación y comparación en forma, magnitud y provecho, con la menor de las expresiones de un afecto producto de la comprensión del amor de Dios en la vida de un hombre.
Podemos observar también, que en general las personas somos sensibles a los afectos tanto para recibirlo “de otros” como para proporcionarlo “a otros”.En principio, cuando se da afecto, se lo hace de manera unilateral o sea de un sujeto a otro, procurando estimular su correspondencia; pero no siempre es correspondido pues depende del interés y voluntad del que lo recibe.Por otro lado aquel que recibe el afecto, podría ser movido a responder de manera apropiada inclinando sus propios afectos hacia aquél que le ha dado del suyo entablándose así una relación afectuosa que se va realimentando entre ambos.
De la misma manera se relaciona afectuosamente Dios con los hombres, comenzando Él a tomar la iniciativa, unilateralmente, procurando y esperando pacientemente su correspondencia, estimulando el interés y voluntad del receptor de Su afecto. El trabajo de Dios es ir estimulando los afectos en el hombre por medio de la manifestación de su amor y a través de su Palabra; para ayudar a inclinar sus voluntades a la de Él.Considerando un aspecto de la característica de Dios, 1Juan dice que: “Dios es amor” por lo cual podríamos decir que, su Voluntad es una voluntad basadas en los afectos de Su Amor y no en una voluntad caprichosa, demandante y posesiva, Su Voluntad esta relacionada con Su Deseo y Su Querer (querer por amor); y Su Voluntad es buena, es agradable y es perfecta (Romanos 12:2 b)
1Timoteo 2:3
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
1Timoteo 2:4
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
Dios, “siembra” el afecto de Su Amor, en todo individuo, sin hacer acepción de personas, e invita a todo hombre y mujer a participar de su bendita salvación, y a conocer la maravillosa verdad de su Voluntad por medio del conocimiento de Cristo; con la expectativa puesta en una respuesta favorable a Su amor.
Nuestra tarea entonces será, el conocer Su Voluntad, para ir correspondiendo a dicho estimulo poniendo nuestros afectos y expectativas en aquellas cosas que Dios tan amorosamente ha hecho por nosotros en Cristo Jesús, para volvernos de esta manera más sensibles en el reconocimiento del amor que Dios tiene por nosotros y menos sensibles a la cultura cruel de este mundo pasajero.
1Juan 2:15
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
1Juan 2:16
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
1Juan 2:17
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Para poder entenderlo veamos algunos conceptos que Dios da para que identifiquemos cuales son las características de poner los afectos en las cosas de esta tierra. Por ejemplo: amadores de si mismos (2Timoteo 3:2), de los deleites (2Timoteo 3:4), amor al dinero(1Timoteo 3:10), conformarse a este mundo (Romanos 12:2) etc.
El afecto humano está directamente relacionado con las emociones y los sentimientos del hombre producto de los pensamientos más íntimos del ser, siendo el lugar donde moran esta dirección de pensamiento, en lo que la Biblia ha dado en llamar como EL CORAZON DEL HOMBRE de donde emana o procede la vida .